Los puntos débiles y la autocompasión

El cambio empieza por ser conscientes y, sinceramente, esto es mucho más difícil de lo que parece. Yo misma, con toda mi experiencia sigo en un viaje de encuentro conmigo misma. En el día a día somos poco conscientes de cómo funcionamos, reaccionamos antes de saber ni por qué lo hacemos.

Sabemos vagamente cómo somos y sin embargo no hacemos mucho para evitar caer una y otra vez en las mismas trampas. Sabemos, por ejemplo, que somos terribles con el multitasking y sin embargo nos ponemos a hacer un bizcocho, una tortilla y mantenemos una conversación. Y luego se quema ya tortilla, se nos olvida el bizcocho y todo se convierte en caos. Sabemos que si evitamos conversaciones difíciles luego nos sentimos peor pero seguimos evitándolas. Sabemos que el tiempo va más rápido de lo que pensamos y aún no hemos puesto esa alarma para avisarnos de que es hora de salir.

Es cierto que en algunas cosas mejoramos – planear comidas con más de 10 minutos de antelación o buscarle un hogar a las llaves. Quizás también empezamos a entender qué nos estresa y qué nos cansa. Y sobretodo empezamos a distinguir las emociones primarias de las secundarias. Por ejemplo, la emoción primaria puede ser sentir frustración tras discutir con un niño, la secundaria juzgarte como un mal padre/madre.

Conocer nuestros puntos débiles o aquello que nos estresa o nos hace sentir mal es el primer paso para buscar soluciones. Sin embargo, es importante poder perdonarnos a nosotros mismos por no ser perfectos o incluso por ser muy imperfectos (según nosotros mismos). La autocompasión es una herramienta muy poderosa para todas esas personas que son normalmente muy críticas consigo mismas. Puede venir de una infancia difícil o incluso del bulling o maltrato, pero es importante reconocer si las voces negativas se han vuelto tu propia voz.

A ese enemigo interno hay que buscarle a veces su contrario, un amigo interno. Hay que crear a ese amigo que le diga a nuestro niño interior que está bien sentir lo que sea que sentimos y que lo valemos. Que el estar agotados no quiere decir que no seamos lo suficientemente buenos padres, solo quiere decir que estamos agotados. Y, por supuesto, que nos merecemos descansar. Si estás aquí leyendo como ser mejor padre o madre ya me demuestras que te preocupas por tus hijos, date crédito por ello, estoy segura de que te quieren un montón.