La búsqueda eterna de la felicidad

Cuando estamos mal es frecuente la búsqueda de la felicidad, que parece que tantos tienen pero nosotros no. Esa ansiada felicidad parece estar a la vuelta de la esquina, tan solo cuando… consiga ese trabajo (o deje este), cuando este me haga caso o cuando tenga un hijo o cuando el niño duerma toda la noche o se le pase este periodo difícil o cuando me compre aquello … seré feliz.

Tal vez esta búsqueda sea engañosa. Puede ser que la felicidad que buscamos siga sin llegar y en el fondo es que todos lo sabemos, que la felicidad no es un estado, son momentos. Quizá deberíamos buscar el sentido, nuestros objetivos o el estar más tranquilos, mejor con nosotros mismos, o en todo caso buscar los momentos felices pero sin pretender que no vendrán también momentos aburridos, tristes, frustrantes…

Pocos te dirán que sí a la pregunta de que si son felices, sin embargo todos tenemos momentos felices. Tomad nota de que suelen ser momentos sencillos y en los que estamos presentes -como ese momento cuando tomas un helado con alguien, al escuchar esa canción o quizás sea contemplando el mar, un atardecer en la playa, o al cocinar, al correr… Piensa ¿qué es lo que te hace feliz a tí?- tal vez sea el momento de llamar a alguien o de buscar esa guitarra.

Quizá la búsqueda de la felicidad eterna nos hace un poquito más infelices e incluso nos aleja de la realidad y de nuestras emociones. La realidad siempre es más compleja que aquel “seré feliz cuando…”. Sigue buscando aquello que es importante para tí, que tenga sentido, tus metas, y maximiza esos momentos felices, sin embargo ten en cuenta que la búsqueda de la felicidad eterna puede que esté sobrevalorada.

Y sentirse más humano, menos raro

Empecemos, a ver, para qué escribir un blog cuando debería estar durmiendo… esta es una forma honesta de empezar. Mi pregunta realmente es para quién escribo, así que yo cuento y que juzgue el lector si le interesa. Soy psicóloga y nací (sorprendentemente) en Argentina, crecí en Valencia y después de viajar por el mundo me establecí en Suecia, casi 15 años, y volví en el verano de 2020 con tres peques, dos gemelas de 3 años y un nene de 5.

Ahora ya tienen 5 y 7 años, es un poquito más fácil, pero aparte de psicóloga soy una madre imperfecta y partidaria de reconocer que hay que hablar de los momentos difíciles, aunque haya otros en los que nos desborde la felicidad. Y que se pueden sentir emociones contrarias (a veces casi al mismo tiempo), por ejemplo ternura por cómo te miran tus hijos y frustración cuando gritan… o emoción por hacer algo nuevo con los niños y cansancio de solo pensarlo, anhelo de tenerlos cerca y deseo de que se hagan más independientes…

Por otro lado hay pocos psicólogos en España, es duro, pero ahora mismo es así y si puedo ayudar a alguien a ver las cosas desde otra perspectiva y sentirse mejor, más humano, menos raro… habrá valido la pena. Y aunque debería estar durmiendo porque estoy muy cansada, no os dejo, voy a ir escribiendo a ratitos para contaros los secretos de cómo sobrevivir con los pequeños, de cosas que aprendí de Suecia y más en general de psicología.